miércoles, 4 de julio de 2012
Cuando yo era muchacho, lo cual
sucedió hace muy poco, había una criatura de la noche a la que todos los
débiles y pequeños parecían tenerle miedo.
Ese damas y caballeros era el famoso cuco, a quien los padres incluso usaban para amedrentar cuando uno no se portaba bien.
En el baloncesto dominicano, ese cuco por mucho tiempo ha sido el llamado "Juego Europeo".
Muchos, algunos con real
conocimiento y otros simplemente por sonar conocedores, tienen tiempo de
sobra pontificando las grandes distancias que nos separan de sus
estrellas, su esquema de juego y sus grandes ligas.
Sin embargo, en nuestro primer
tope de este repechaje ante una de las grandes potencias del baloncesto
mundial, solo quedo una cosa demostrada. Hemos crecido lo suficiente
como para que no haya bestias negras.
Podría parecer consuelo de
tontos, pero hoy yo vi dos equipos que tenían ambos posibilidades de
ganar, uno con cierta superioridad claro está, pero al fin y al cabo dos
equipos jugando al mismo nivel.
¿Al mismo nivel que Rusia? Si, al mismo nivel.
Sin embargo, perder es perder. Y
hoy faltaron los disparos de tres puntos que nos hubieran dado una mejor
oportunidad de ganar y en momentos claves cuando llegó la buena acción
defensiva, no apareció un canasto para rematar.
Aún así, el partido sirve para
mostrar lo mucho que hemos acortado distancias, tanto que pensar en
Macedonia el viernes debe ser una experiencia menos tortuosa de lo que
se pensó antes de iniciar el torneo.
En un evento donde Nigeria le
ganó a Lituania y los anfitriones se quedan fuera sin saber que tren los
chocó, la selección pisa firme su terreno esperado, teniendo frente a
si al rival que tantas veces estudió y con la confianza de saberse
listos para la batalla.
Dos victorias separan a nuestros muchachos de su meta y los ajustes deben llegar por varias vías.
Mientras llegan, hoy la noche es
libre, mañana es día de fiesta sin partidos y la conversación del Lobby
pinta buenísima teorizando este torneo que sigue demostrando que en
basket hoy, no hay luegar para ideas preconcebidas.
Mientras en el hotel se respira
un ambiente de velorio con la eliminación venezolana y en el mundo
entero solo se habla del Bosón de Higgs, el baloncesto dominicano puede
empezar a dormir con la puerta cerrada y apagar la luz de la habitación.
Se puede ganar y perder
camaradas, pero desde hoy se acabó el miedo al Cuco Europeo. De
Macedonia y las mujeres venezolanas, hablaremos mañana.
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