La sonrisa vuelve a adornar el juvenil rostro de Edgar Sosa. Siete meses
después de sufrir una lesión que malogró tanto su espíritu como su
físico, Sosa ha cambiado la forma de mirar la vida. “Tomo todo con más
calma ahora”, dice. El armador de la selección dominicana de baloncesto
está de regreso. A unas pocas semanas de volver a jugar el deporte de
sus amores, con el físico, el alma y la mente más fuerte que nunca.
Atrás quedaron esos aciagos días de depresión cuando las cuatro paredes
de una fría habitación en Nueva York fueron testigos de los momentos más
duros y tristes en su vida.
“Estaba depresivo. Cuando llegué a Nueva York me tranqué por tres meses
en mi cuarto, no quería hablar con nadie, creía que el mundo se caía, me
quería morir”, reveló Sosa durante una entrevista que ofreció al
programa Mañana Deportiva que se transmite de lunes a viernes por los
92.5 FM y que conducen Yancen Pujols, Máximo Díaz y Satosky Terrero.
“Mientras estuve aquí salía a ver los juegos de Jack Michael y Mañé
(Manuel Fortuna) en la LNB y me reía mucho, pero me estaba cayendo
muerto por dentro, así que cuando llegué a Nueva York me vi solo, todo
cambió, solo eran mis hermanos y mi madre, fue muy duro, lloraba todos
los días”. De la tragedia de Edgar fue testigo su propia madre, Doña
Maritza, quien confesó acerca de las duras horas que pasó con su hijo
menor. La dama tuvo un temple de hierro, sacó fuerzas antes ocultas y
nunca permitió que su vástago le viera desfallecer. “Me moría por
dentro, pero tenía que ser fuerte”, cuenta. “Nunca le dejé solo, tampoco
salía de la casa”. “Fue difícil al principio cuando tenía que pasar
muchos minutos levantándolo para ir a las terapias, no quería ir, no
hablaba con nadie, era solo trancado en su habitación y solo salía al
baño. Muchas veces trancaba la puerta de su habitación con seguro y eso
me dolía”, recuerda Maritza.
Hoy ella es una madre feliz, deseosa de ver a su hijo reencontrarse con
su pasión. Eso, precisamente, ocurrirá en seis semanas, según el
entrenador Robinson Frías, artificie principal en el proceso de
recuperación del armador egresado de la universidad de Louisville en la
NCAA.
Nada mal para un jugador que sufrió una fractura expuesta de tibia y
peroné de su pierna derecha el pasado 5 de septiembre durante un
encuentro de la selección dominicana ante Panamá en el Preolímpico de
Mar del Plata. Ocho días después fue operado exitosamente en República
Dominicana. Justo el martes los doctores en el país le retiraron dos
tornillos que estuvieron alojados por siete meses en su pierna derecha,
lo que oficialmente le otorga el alta médica.
El futuro
Este apenas es un capítulo de la vida que madre e hijo jamás olvidarán,
pero igual siempre vivirán con las cosas buenas que surgieron de esta
triste historia. Ahora, el ímpetu y las ganas de seguir parecen ser
amigos número uno del armador dominicano.
“La última vez que jugué me sacaron en una camilla, tengo que drenar
eso. Cuando la gente me vea jugar la próxima vez quiero que digan: ‘no,
no, ese no fue el muchacho que se rompió la pierna’. Es por eso que
llevo trabajando duro por cuatro meses”, afirma Sosa. “Cada vez que me
levanto temprano, eso es lo que pienso, me digo: ‘hoy voy a trabajar
duro, más duro que ayer’. Tengo claro que no seré el jugador que era,
porque seré un mejor jugador”. Edgar reveló que durante todo el invierno
un equipo europeo, el Benetton Cantú, se mantuvo en conctacto con su
agente con la intención de firmarlo.
Sin embargo, el sólo quiere que llegue el momento de estar de nuevo con
la selección nacional. Entiende que el rechepachaje, más el juego de
fogueo con la selección de Estados Unidos serán muy importante para él y
su intención de jugar al máximo nivel, el baloncesto de la NBA. “Yo amo
a ese equipo”, dijo. “No puedo esperar a que llegue ese momento, tengo
mucho tiempo esperando el regreso, es en lo único que pienso, es una
fiebre que tengo”.
Irá al repechaje, pero tiene que estar asegurado
Edgar y su entrenador Robinson Frías confían en que en seis semanas
comenzará la preparación en cancha, con miras a estar en forma para los
entrenamientos de la selección dominicana de baloncesto que buscará en
el repechaje de julio en Venezuela su pase a los Juegos Olímpicos
El jugador dice que solo está enfocado en eso y que por el momento no
aceptará ningún otro trabajo que no sea representar a la República
Dominicana, pero esta vez se cuidará de estar asegurado. Sosa no estuvo
asegurarado en Argentina y por la borda se fue un contrato de 250 mil
dólares con un equipo de Italia.
“Estoy hablando del repechaje, pero no puedo pisar una cancha sin estar
asegurado”, enfantizó. “Entiendo que me puede pasar otra vez y no puedo
sufrir de falta de dinero como yo he sufrido este año”, dijo.
Mañé Fortuna, Francisco y Robinson
Con un amigo en la parte motivacional, otro en lo económico y el otro en
la técnica empleada en su recuperación, Edgar se siente bendecido.
Manuel Fortuna, conocido en el mundo del baloncesto como Mañé, ha sido
el motor motivacional que nunca ha faltado, incluso se pasó dos meses
con él entrenando en Nueva York. “He ganado un gran amigo por siempre”,
dijo Sosa. “Nadie me ha dado más ánimo que él”. El NBA Francisco García
no ha estado tan cerca físicamente, pero siempre ha estado ahí.
“Hablamos a cada rato y mensualmente me manda un cheque para mis
gastos”, revela Sosa, quien también dijo que Eduard Najri le ha ayudado
mucho con el pago de las terapias. “No estaría hablando de un regreso en
seis semanas si no fuera por Robinson. Ha sido todo para mí, se ha
entregado”, afirma.
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