sábado, 8 de marzo de 2014

Manolo recibió en la noche de este viernes una placa de reconocimiento
de parte de un amplio grupo de personas ligas al Baloncesto Dominicano
encabezado por el actual presidente de ABASACA Marcos Salce,
inmediatamente Prince fue invitado a realizar el Saque de Honor en el
intermedio de un juego y otro de la jornada programada para la fecha.
Manolo Prince comenzó a mostrar sus dotes como buen baloncestista, desde
que era estudiante de intermedia en el colegio Santa Teresita, siendo
muy joven aun. Ya en su etapa superior se convirtió en un verdadero mago
en el manejo del balón con ambas manos, haciendo celebre la famosa
"cocina", lo mismo que congelando el balón, cuando su equipo (San
Lázaro) estaba empatado o arriba por la minina, al final de un partido,
buscando una penetración cómoda para anotar, o por lo menos buscar una
falta para ir a la línea de tiro libre, en cuya posición era muy
certero.
Antes de pasar a las filas lazareñas ya en categoría superior, había
hecho incursión en el equipo de San Antón -equipo de corta duración en
la liga del momento-, pero su brillantez definitiva la consiguió en San
Lázaro, equipo con el cual termino su carrera. Fue selección nacional
tanto en la época dorada y romántica de nuestro baloncesto, la cual se
prolongo hasta la construcción del Palacio de los Deportes, y
posteriormente ya en la nueva etapa, hasta el año 1978, cuando estaba
próximo a su retiro.
Como persona y como jugador siempre tuvo -y conserva aun- un trato
exquisito, por eso ha cosechado tantas amistades a todos los niveles,
incluyendo personalidades como la del presidente de la Federación
Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL), el ingeniero Rafael Uribe, entre
otros. Siempre fue un caballero en la cancha, disculpándose en cada
ocasión que cometía una falta. Fue pacificador cuando se producía
cualquier mal entendido en una jornada. Al día de hoy no he encontrado
alguien de esa generación que me haya señalado algo negativo de Manolo,
por eso lo admiro tanto, y lo pongo como ejemplo, puntualizó “Uribe”.
Ezequiel Sosa.
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