viernes, 31 de agosto de 2012
El observar a cada instante las medallas y reconocimientos de su
progenitor colgados en la pared, y escuchar con frecuencia sobre su
historial como atleta; nada incidió para que Gerardo Suero prefiriera al
baloncesto sobre el atletismo.
Diferente a los Javier, Mota, Alou o Peña en el béisbol; los Sebelén en
boliche; los Méndez en el automovilismo; los Piña en el judo o los Haché
en ecuestre; los Suero Correa, Gerardo Jr. y Juan Manuel, no abrazaron
la disciplina de su padre, Gerardo, un medallista de plata en los Juegos
Centroamericanos y del Caribe, celebrados en Medellín, Colombia, y
quien estuvo en los cuartos de finales en los Juegos Olímpicos de 1980.
Para Gerardo Jr., quien nació en el mismo corazón de Villa Juana, era
más divertido asistir desde los 6 años al Club Mauricio Báez a tirar
pelotas en la cancha de baloncesto, en lugar de acompañar a su padre a
la pista de atletismo en el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte.
Aunque esto no significa que en algún momento de su niñez, el hoy
integrante de la selección nacional de baloncesto practicó el atletismo,
disciplina en la que entrenó en el deporte escolar en los 100 y 200
metros planos, pues, de su progenitor, además de la estatura, también
heredó la rapidez y habilidades para correr, para solo citar dos casos.
Polifacético
Aparte de baloncesto y atletismo, practicó gimnasia, voleibol, jugó
ajedrez; y sin considerarse una especie de atleta prodigio siempre
sobresalió en los deportes en que actuó en su época escolar.
El principal ejemplo en este aspecto es que fue un ganador en todas las
categorías menores en las cuales participó representando al Mauricio
Báez, siendo este uno de los hechos notables que ocupan un lugar
preponderante en la joven carrera de este guard, que desde sus primeros
años el ser un copioso anotador ha sido una especie de marca de fábrica.
Suero ha sido ganador en todas las categorías
“El echar sus raíces en el Mauricio Báez, observar a los diferentes
jovencitos asistir a cada instante al tabloncillo proporcionó en mi una
gran pasión por el basket, de lo cual no me arrepiento”, expresó Suero,
una de las figuras notables de los Titanes del Licey en el torneo de la
Liga Nacional de Baloncesto.
“Para nada incidí en sus intenciones, si el baloncesto fue su pasión
desde niño, lo apoyé de inmediato, él entendió que por esa disciplina le
llegaría el camino hacia el éxito”, sostuvo su padre Gerardo, sin
quizás el más fervoroso fanático que tiene el jugador, un miembro del
equipo campeón dominicano que conquistó el torneo Centrobasket este año y
estuvo a un partido de avanzar hasta los Juegos Olímpicos.
El progenitor no suele asistir con frecuencia al Palacio de los Deportes
a observar a su vástago jugar, el pasado miércoles lo hizo por apenas
la segunda ocasión en la campaña. “Prefiero verlo en la casa por
televisión, de esta forma lo percibo mejor, con replay y por qué no
hasta, acompañado de una copita de vino”, agrega el actual vice ministro
administrativo de Deportes.
De padre provienen soporte, educación, comunicación, consejos, estos
últimos acontecen con frecuencia, por lo regular se reúnen al día
siguiente de cada partido para dialogar sobre lo bueno y malo de la
jornada anterior.
Uno de los más recientes se produjo el miércoles cuando Suero falló un
disparo con diez segundos para culminar el partido, que de encestarlo
igualaría el choque a 76 contra los Cañeros de La Romana.
Tras el fallo el novel de 23 años cayó al tabloncillo y permaneció unos
15 segundos tirado en el mismo. “No vuelva a hacer eso, los buenos
jugadores fallan tiros vitales, en otra oportunidad lo encestará”, le
dijo Gerardo a su hijo tras conversar de manera amigable.
El vástago proporciona calidad y consistencia en su juego, intensidad,
superación, educación, disciplina, siendo esta la parte que más saborea
el actual presidente de la Federación Dominicana de Atletismo. “ Es uno
de los aspectos que más destaco en él y la misma lo llevará bien lejos”,
agrega sobre el jugaun dor que este año promedió 21.5 puntos por juego
con la Universidad de Albany.
“En momentos en que me siento desanimado siempre ha estado presente con
sus palabras alentadoras, sin mentirte en varias ocasiones me ha ayudado
a levantarme, pues he tenido mis momentos en que no quiero continuar”
agrega el jugador de 6`4 a Listín Diario. El ya tiene bien presente en
su mente el hecho de que para conseguir algo en la vida debe batallar
hasta el máximo.
A su alrededor tiene a dos ejemplos genuinos de lo que representa el
pasar sinsabores, su padre vendió maní y periódico, lavó vehículos,
mientras que su progenitora Carmen Soraya Castillo llegó a asistir sin
zapatos a la escuela.
“Siempre recuerdo esas historias que ellos me han contado, sin mentirte
me han ayudado a continuar hacia adelante y fijarme metas grandes”,
agrega el jugador quien siempre ha promediado sobre 20 puntos y seis
rebotes en los equipos donde ha militado en high school, el junior
college y en la Universidad de Albany.
Su plan inmediato es ir a jugar a Europa donde junto a sus agentes
estudian varias ofertas, pero en un futuro y como todo jugador añora
participar en la NBA, un logro que espera concretizar amparado en un
estricto plan de trabajo que los conduzca a superar su juego cada día.
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