sábado, 9 de junio de 2012
El Playoff o el poder de la unidad. Las victorias son compartimentos
estancos que condicionan segundos enfrentamientos. Algo vive y muere más
allá de los 40 minutos. Y el Madrid supo vivir, sobreponerse al deceso
por apuñalamiento del primer envite y resurgir doblemente. Porque los
aspirantes a campeones no solo ganan partidos, sino que muestran la
dureza mental para reponerse de las heridas, no importa cuál sea su
hondura. Y, el Madrid, un conjunto acusado de endeblez, olvidó el primer
partido y olvidó un segundo y tercer cuarto en el que todo (marcador y
sensaciones) se le había puesto cuesta arriba, para terminar
imponiéndose por 69-75.
Un encuentro en el que el FC Barcelona Regal hizo grandes méritos,
mostrando instantes espléndidos de juego, en especial por la exquisitez
dominante de Erazem Lorbek (22 puntos). Los azulgrana llegaron a ir por
delante en el marcador largos minutos, dando muestras de superioridad.
Mas, en el último cuarto, Sergio Rodríguez lideró anímicamente (y desde
el tiro exterior: 4/5 en triples para 14 puntos) a un Real Madrid que,
aquí sí, mostró tanto carácter ganador y tanta consistencia mental e
integridad anímica como se le pide a un campeón. Aspirante a. Serie
empatada: 1-1. El Palacio de los Deportes espera.
Pensando en los detalles del primero
Los quintetos iniciales reproducían fielmente el primer asalto, con el
doble duelo de aleros altos yFran Vázquez ocupando el puesto de un
mermado Boniface Ndong. El tradicional balón de apertura a Carlos Suárez
al poste bajo no podía efectuarse, aunque Singler lo aprovechaba para
una asistencia para semigancho de Ante Tomic. Al otro lado, la defensa a
Lorbek sí parecía endurecerse, por la actividad de un Novica Velickovic
contra el que había jugado muy suelto en el primer partido y por la
atención que le prestaba Suárez. Aunque las dificultades del ala-pívot
culé no tardarían en desaparecer.
Los detalles heredados del encuentro precedente centraban la atención.
Sergio Llull, una de las incógnitas en cuanto a ansiedad y mentalidad,
empezaba el partido concienciado, anotando una buena penetración que
ponía a su equipo arriba (4-6). Y más detalles: Tomic se llevaba dos
gorros seguidos de Vázquez cuando trataba de jugar en la pintura. La
actividad defensiva del conjunto deXavi Pascual en nada se parecía a la
del miércoles. Y el pívot de Dubrovnik se resentía.
El encuentro se mantenía igualado, aunque el Real Madrid continuaba con
ese cada vez menos irreal –por mera repetición– acierto exterior, con
tres triples casi consecutivos (Velickovic, Suárez y Llull para un 3/3
inicial), que llevaban el 11-17 al marcador tras una canasta de Tomic,
que no cesaba en buscar su espacio... y ahora encontrarlo. Aunque, en
esta ocasión, el Barça Regal no empezó la desconexión. Siguió hallando
buenas opciones ofensivas para mantenerse en el partido (15-17). Un
inicio igualado que matizaba un tanto las previsibles secuelas
psicológicas del partido anterior: ni la euforia había lanzado al Barça
Regal ni el luto había hundido al Real Madrid.
El corajudo Mickeal y un Fran Vázquez sabedor de su valía por lo mermado
de Ndong fraguaron el empate, que se encargó de deshacer el genio
Navarro con una penetración que buen honor rendía al epíteto y amplió
Xavi Rabaseda –inédito en el primer partido– con un potentísimo mate
(21-17). De no ser por el triple de Jaycee Carroll, el Real Madrid
habría terminado con malas sensaciones un cuarto de tensión, igualdad y
acciones ofensivas que bien representaban el despliegue de hombres de
ambos equipos. Ah, y un Palau Blaugrana que seguía conectado, como si
todavía no hubiera remitido su agitación por cierto triple de cierto
partido.
Lorbek marca la pauta
Mucho se había escrito y comentado de las dificultades madridistas
precedentes para parar a Lorbek. Y siempre aparecía el nombre de Nikola
Mirotic. El, si bien solo momentáneo, cara a cara Lorbek-Mirotic era,
pues, otro de los detalles esperados. Y no defraudaba al inicio del
segundo periodo, con un 2+1 del esloveno contestado con cinco puntos
seguidos del montenegrino (aunque ante CJ Wallace), aprovechando el
desacierto azulgrana desde el 6,75 para volver a ponerse por encima
(24-25). Mirotic flotaba en el ambiente, ganándose la enemistad del
público tras forzarle una falta a Rabaseda después de que el catalán
atrapara un rebote.
Los azulgrana buscaban con descaro a Lorbek, que con cinco puntos
empezaba un momento dulce, mientras la relación público-pista se tensaba
al máximo, tras varias faltas pitadas a los locales y un aviso de
Hierrezuelo a Rabaseda cuando este se dirigía al banquillo tras ser
sustituido. La intensidad había cambiado; lo que no lo hacía era Erazem
Lorbek. Imperial en ataque –ante varios defensores–, leyendo el juego a
nivel de superdotado, anotando y asistiendo, colocando un tapón a Sergio
Rodríguez. Dejando minutos de extrema calidad, exquisitez técnica y
dominancia. Un verdadero factor diferencial para su equipo (14 puntos y
20 de valoración en el min. 17), que volvía a ponerse por delante
(36-34, tras el segundo triple de Marcelinho Huertas, este a pase de
Lorbek).
Especialmente gracias a la belleza natural que desprende el juego del
esloveno, el FC Barcelona Regal vivía uno de sus momentos más dulces de
los últimos tiempos, mostrándose superior a su rival, pese a que no
arrancaba en el marcador. Buena culpa de ello lo tenía el nivel de
acierto exterior, pues el Real Madrid anotaba con el doble de acierto
desde 6,75 (3/9 por 6/9). Y así llegaba el descanso, con 40-40. Dos
equipos de altos vuelos batiéndose en un cara a cara con mil y una
cartas sobre la mesa. Un Lorbek descomunal, Marcelinho resucitado desde
el vuelo más exitoso de su vida, Navarro un tanto desapercibido y un
Real Madrid que operaba con la misma tensión que le había aupado en los
primeros 30 minutos de la serie. Aunque, ahora, topándose con una
oposición mayor.
El mejor Barça Regal
Dominando el rebote defensivo, con ese poderío defensivo ampliamente
reconocido y clarividente en ataque salió el Barça Regal de vestuarios,
asestando un parcial de 8-0 a su rival que llevó aLaso a saltar a la
pista para abroncar a sus jugadores después de pedir un tiempo muerto
necesario para frenar la hemorragia y terminar con la inacción de su
equipo. Tanto por actitud del público como por sensaciones, el partido
se empezaba a asemejar al del tramo final del primer encuentro durante
prácticamente cuatro minutos, lo que tardó Llull en conectar con Tomic
en el bloqueo y continuación (48-42). Aunque empezaban a surgir las
primeras muestras de ansiedad madridista, plasmadas en una falta en
ataque del base menorquín.
El dominio era azulgrana, aunque el marcador no acababa de serle fiel
(50-43, min. 27). Por momentos parecía despegar (54-45, min. 29), ante
un rival aletargado, que se mantenía vivo con pequeñas acciones aisladas
de Tomic o Singler. Juan Carlos Navarro aprovechaba el receso para
tomar protagonismo ofensivo. Aunque sin excesivo acierto, acabó anotando
la canasta que ponía el 56-49 con el que terminó el tercer periodo.
Siete puntos y sensaciones favorables que levantaban el Palau Blaugrana.
Las rotaciones de Pablo Laso no acababan de aportar soluciones duraderas
a su equipo, que seguía perdiendo por cortos márgenes (58-51), pero
cometiendo errores y colapsándose en ataque de una forma que no permitía
presagiar una reacción capaz de darle la vuelta al marcador. Tan solo
Felipe Reyes aportaba desde sus clásicas acciones de anfiteatro y
leones. Aunque si a ellas le respondía un triple a cuerpo ladeado de
Navarro, el marcador se mantenía azulgrana... y las sensaciones también.
Sergio Rodríguez resucita al Madrid
Los blancos trataban de subir el nivel defensivo, aplicándose sobre un
Lorbek que volvía a tomar responsabilidades, con cinco puntos
consecutivos que ponían de nuevo a su equipo a punto de despegue: 65-56
(máxima diferencia en el partido). Más allá de lo cautivador de su
ganadora tranquilidad, Lorbek jugaba a nivel de mejor interior de
Europa, sin que su rival encontrara soluciones de ningún tipo para
detener a un hombre que se había adueñado del partido... hasta que
apareció otro.
En el lado contrario, Sergio Rodríguez asumía responsabilidades desde
ese tiro exterior que le ha aupado a su increíble momento de forma. El
que le lleva a volver a ser considerado como el genio que un día apuntó
ser... y efectivamente fue. Una serie de tres triples del Chacho metía
de lleno al Real Madrid en el partido, como no lo había estado desde
hacía muchos minutos. Liderazgo espiritual para un conjunto madridista
al que le había faltado energía. Tras el tiempo muerto azulgrana, Laso
presentó una zona 1-3-1 muy móvil con Sergio Rodríguez en la pintura que
desconcertó momentáneamente al rival.
Era el momento del Chacho. El de desplegar su creación infinita para ver
a Mirotic en la esquina y que este anotara el triple que ponía al Real
Madrid por encima después de 22 minutos sin estarlo. De nuevo el triple
volvía a llevar a los blancos a lo más alto, y es que un Carroll más
desapercibido reaparecía para colocar el 66-70 desde el 6,75. El Madrid
había regresado mentalmente.
Navarro recortaba, pero no impedía que el Real Madrid entrase 68-70 por
delante en el último minuto. Un nuevo desenlace de infarto llamaba a las
puertas del Palau Blaugrana, donde cada acción arbitral era protestada
como si en ella fuese la vida. El Madrid se iba por partida doble a la
línea de tiros libres, la segunda después de que Navarro no consiguiera
superar la presionante defensa de Sergio Rodríguez y el posterior flash
de Tomic. 68-74 con medio minuto por jugarse. Navarro volvió a fallar el
triple y el Real Madrid chocaba manos sintiendo que, con 18 segundos
por jugarse, la victoria era, ahora sí, más suya que nunca. El público
del Palau empezaba a desfilar. Tomic anotaba uno desde el tiro libre y
siete puntos se revelaba una diferencia insalvable (68-75).
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