martes, 25 de septiembre de 2012
Ahora que la Federación Dominicana de Baloncesto (Fedombal) se ha
propuesto organizar a todos y cada uno de los segmentos que componen ese
deporte en el país, es tiempo para que también los jugadores sean
incluidos en esa onda.
Así como ya se ha hecho con los árbitros y anotadores -que tienen un
sólido colegio- y se está intentando hacer con los entrenadores y los
agentes, la Fedombal debe propugnar por la organización o activación de
la Asociación de Jugadores de Baloncesto de la República Dominicana.
Va a ser un parto difícil. En los atletas dominicanos en sentido
general, pero en especial entre los baloncestistas, no existe un sentido
de agrupación, de unión.
Y se hace una necesidad por el hecho de que, una vez que todos los demás
actores del baloncesto estén debidamente organizados, los principales,
que son los jugadores, quedarían como el único eslabón suelto en el
engranaje que debe ser el basket dominicano.
Regularmente el atleta nunca piensa en el futuro. Se queda en el
presente donde sus facultades le permiten ganar dinero y disfrutar de
muchas comodidades.
Sin embargo nunca prevé que esas facultades no son para siempre, que no
estará produciendo lo mismo durante toda la vida y que sus años como
deportista de alta competición son limitados.
No todos tienen la oportunidad de trascender, de ir a reforzar a otros
países. La mayoría se mantiene jugando en los torneos que se organizan
en todo el país.
Y es a esa mayoría a la que más le debe importar tener una sólida,
poderosa y bien estructurada asociación que vele por los intereses de
sus miembros, no solo mientras estén activos, sino y principalmente
cuando no puedan seguir jugando.
En estos momentos, por ejemplo, está el lamentable caso de Ramón Reyes
(El Patón), un ex jugador del basket superior de Santiago a quien se le
ha detectado un tumor cerebral y lleva un costoso tratamiento.
En vez de tener que invocar a la solidaridad humana para ayudarle en tan
penosos momentos, qué bueno hubiera sido si la asociación de jugadores
pudiera asistirlo en respuesta a los aportes anteriormente realizados
por él y cada uno de sus colegas a un fondo común para situaciones de
esa naturaleza.
Ojalá que los amigos, familiares, asesores y agentes de los jugadores
puedan llevar a su ánimo el mensaje de lo importante que es asociarse,
tener una entidad firme que se interese por ellos, no solo cuando están
en la cúspide su rendimiento sino cuando las fuerzas no sean suficientes
para seguir en la actividad y se vean en la necesidad de tener que
recurrir a una mano amiga ante cualquier adversidad.
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