A estas alturas de la película, una vez que el club se pudo quitar la ficha de Dalibor Bagaric, la lógica exige que se contrate un pívot para reforzar un juego interior que tiene serias carencias en ese sentido. Luis Casimiro, técnico del Blancos de Rueda, ya dejó caer, en la rueda de prensa posterior a la derrota contra el UCAM Murcia, que hacía falta un jugador para esa posición. Pareció un mensaje de auxilio ante los medios de comunicación. No es para menos, el equipo morado ve casi siempre como el juego interior rival se muestra superior al vallisoletano, que solo cuenta con tres efectivos: Kahiem Seawright, Hervé Touré y Nacho Martín. Hace falta más madera.
El club tiene un acuerdo con el pívot dominicano, pero los problemas con su visado pueden terminar por enfriarlo. Que la entidad morada esté aún en concurso de acreedores -se espera que los próximos días el se haga público el auto judicial que lo saca del mismo- dificulta la concesión de ese visado. En la dirección deportiva no sabe si se le van a cumplimentar el dichoso trámite y mucho menos cuándo. El tiempo pasa y las necesidades del equipo son las que son, por lo que no queda otra que bucear en el mercado en busca de un pívot que ayude al maltrecho juego interior del conjunto vallisoletano. La cosa está complicada, ya que las opciones que hay no son muchas y de momento tampoco parece que sean la panacea baloncestística.
Ansiedad
Lo que está claro es que el equipo tiene que dar su verdadero nivel en la próxima jornada. Si el juego interior cuenta con apreciables carencias, más preocupante es el rendimiento de los exteriores. Solo Robinson está al nivel adecuado. El resto, ante el conjunto murciano, falló de manera exagerada. Luis Casimiro se ve abocado a una rotación de solo ocho hombres, ya que Umeh volvió a fallar en el último partido. El escolta no termina de cuajar un buena actuación ante su público. Parece que la ansiedad le está jugando una mala pasada. No fue el único. Los errores en el tiro de otros de los jugadores de perímetro terminaron por condenar a un equipo morado al que quizá pudo la tensión del partido más que la calidad del rival.
A nadie se le escapa que este equipo va a tener que pelear por la permanencia hasta la última jornada. Por ello, Luis Casimiro quiere ir partido a partido y evitar las cuentas de la lechera. Desde luego, tras la derrota ante Murcia, las cuentas no salen. El equipo necesita un par de victorias para calmarse y evitar un exceso de tensión que se alía con el rival. En estos momentos, el peor enemigo del Blancos de Rueda Valladolid es el Blancos de Rueda Valladolid. El UCAM Murcia solo aprovechó las limitaciones y los errores para apuntarse un partido para lo que hizo un poco más de lo justo y necesario.
Haya refuerzo o no en los próximos días, el equipo morado necesita quitarse de encima ese exceso de presión para competir en condiciones. La Liga es larga, pero ya es momento de reaccionar.
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