lunes, 21 de septiembre de 2015
La mejor selección europea de los últimos tiempos se dio un auto
homenaje en una final que sobrevoló con solvencia, desparpajo y el juego
más vistoso en su tortuosa y épica ruta hacia el oro. España, tras su
resonante victoria en las semifinales ante Francia, se zampó a Lituania
de principio a fin. Demoledora, segura en todos y cada una de sus
acometidas, pertrechada en su defensa de hierro, España no le dio la más
mínima opción a la selección báltica.
El carrusel de Sergio Scariolo resultó más eficaz que nunca, pletóricas
todas sus piezas, de nuevo abrumador Pau Gasol, que cerró un campeonato
sensacional, el MVP indiscutible, exuberante a sus 35 años. Salió a
relucir la mejor versión de Rudy Fernández, una centella en cada una de
sus acciones. Estuvo listo, corajudo y acertado, aunque desafortunado
porque volvió a darse un trompazo con Jankunas en un bloqueo y se quedó
fuera del partido mediado el tercer cuarto.
Pero la máquina estaba engrasada y a pleno rendimiento. Funcionaban los
relevos, las aportaciones de un Claver por fin liberado y cómodo en su
papel de alero alto, pletórico y listo en el rebote y para sacar
superioridad en sus emparejamientos con Kuzminskas o Jankunas.
El partido se convirtió en una cuenta atrás para el tercer título
europeo de España. Desde que Pau Gasol marcó la línea en la primera
acción con un tapón a Maciulis. Y desde que Llull incidió en el primer
pulso ganado para su equipo: las penetraciones después de desbordar a
Kalnietis. Las diferencias crecieron con una cadencia constante. Hasta
los 16 puntos: 34-18.
Los lituanos, desesperados, no encontraban puntos dentro e intentaron
resolver desde fuera. Fallaron sus nueve primeros triples. Pero
acertaron cuatro consecutivos, uno sobre la bocina de Maciulis, y se
retiraron con un pequeño alivio al descanso (41-33). Un espejismo.
Volvió Llull a la carga, apretaron Pau Ribas y Claver y la ventaja se
disparó hasta los 18 puntos (60-42). Valanciunas, desesperado por la
superioridad de Pau Gasol, tuvo que irse por cinco faltas.
Maciulis, Seibutis, Kalnietis, todo lo que ponía Lituania en juego se
quedaba demasiado corto ante un rival que le sacó tres palmos. De poco
le sirvió dominar el rebote, no tuvo ya poder de reacción y después de
un triple de Claver que abrió la máxima renta 62-42 a falta todavía del
último cuarto, el partido quedó visto para sentencia. El juego de
España, mecido por las asistencias y acelerones de Llull y Sergio
Rodríguez, actuaba como un rodillo, devoraba a la defensa lituana.
Ganó España de calle el tercer oro europeo de su historia, los tres en
los últimos seis años, a los que hay que añadir el oro en el Mundial de
2006, todos ellos de la mano de una generación de jugadores excepcional.
Se instaló en la excelencia en 2001 y desde entonces suma diez
medallas, incluidas las dos platas olímpicas, que valen su peso en oro
tras dos esplendorosas finales ante Estados Unidos y su constelación de
estrellas. Pau Gasol y los suyos sueñan ya en una tercera final
consecutiva contra el equipo de lujo que la NBA llevará a Río de
Janeiro. El reto vuelve a estar en pie.
España: Llull (12), Pau Ribas (5), Rudy Fernández (11), Mirotic (8), Pau Gasol (25) -equipo inicial-; Sergio Rodríguez (4), Felipe Reyes (8), Claver (7), San Emeterio (0), Hernángómez (0), Aguilar (0) y Vives (0)
Lituania: Kalnietis (13), Seibutis (13), Maciulis (8), Jankunas (3), Valanciunas (10) -equipo inicial-; Kavaliauskas (4), Javtokas (0), Gailius (1), Kuzminskas (8) y Milaknis (3).
Parciales: 19-8, 22-25, 19-10 y 20-20.
Árbitros: Lamonica (Italia), Belosevic ( ) y Ryzhyk (Ucrania). Eliminaron a Valanciunas por faltas personales (m.36),
Estadio Pierre Mauroy de Lille. 27.372 espectadores.
EFE.
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