domingo, 29 de julio de 2012
Londres.- Rusia no pudo empezar con mejor pie los Juegos Olímpicos.
Mostrando un gran nivel de baloncesto, con dos jugadores (Alexey Shved y
Andrei Kirilenko) rindiendo a un nivel estelar y pasando por encima de
la selección anfitriona (95-75), una Gran Bretaña con ganas de gustar.
El triunfo ruso deja al conjunto de David Blatt como líder del Grupo B
tras la primera jornada gracias a sus 20 puntos de ventaja.
Gran Bretaña había empezado muy fuerte, con un ritmo muy rápido y tiros a
los pocos segundos de posesión, que le empezaron dando sus frutos
(7-11). Aunque los rusos contrarrestaron rápidamente con dos triples
consecutivos (Khryapa y Shved). El enérgico juego de los locales –sin
aparente miedo a cometer errores– desconcertaba a un conjunto ruso
habitualmente serio que estaba cometiendo más pérdidas de las
habituales.
Desde buen inicio, Luol Deng era el centro orbital de los ataques
británicos. Especialmente vigilado por su rival desde el minuto uno, el
ataque de los locales se mostraba menos fluido cuando su estrella no
podía recibir el balón. Rusia, a medida que Kirilenko respondía con su
omnisciencia habitual e su imponía el buen criterio ofensivo –explotando
su superioridad en el juego interior–, lograba marcharse en el marcador
(24-19 al final del primer cuarto). Ya fuese con una buena circulación
de balón o con muestras de talento (como la de Shved inventándose un
tiro exterior al final de la posesión), Rusia iba hallando su sitio en
la pista, forzando a Gran Bretaña a cometer errores con los que acabar
construyendo canastas fáciles.
Rusia se distanciaba por 11 puntos a mitad del segundo cuarto (36-25),
con los británicos inmersos en un absoluto colapso mental ofensivo y los
euroasiáticos con sus automatismos a máximo nivel de eficiencia e,
incluso, gustándose, corriendo la pista con un Kirilenko resolutivo. El
parcial de 8-0 (38-25) a favor de los de Blatt se veía
baloncestísticamente reforzado por un juego vistoso.
Tras el tiempo muerto de Chris Finch, los locales parecieron
recomponerse ofensivamente, con una canasta al poste bajo de
Mensah-Bonsu y un triple de Clark en la esquina (40-30). Aunque Rusia
había bajado un punto sus prestaciones, seguían encontrando formas de
anotar, para mantenerse en la decena de puntos de ventaja. Sobre todo de
la mano de un estelar Andrei Kirilenko, que hallaba una y otra vez el
modo de dejar atrás a los defensores británicos (17 puntos al descanso).
La diferencia en el paso por vestuarios (49-34) daba buena cuenta del
gran nivel mostrado por los rusos, ante un conjunto británico que, si
bien acusa los problemas del final de la preparación (con un puñado de
jugadores lesionados), se mostraba lejano en cuanto a capacidad y
funcionamiento grupal.
Entre Mensah-Bonsu y Deng, los británicos encontraban la fórmula para
que Gran Bretaña se mantuviera en el partido, aunque Rusia nunca daba el
suficiente margen como para dejar creer en la victoria. Ya fuese con el
trabajo de Kirilenko o con el desparpajo anotador de Shved –o con la
combinación de ambos–, Rusia terminaba jugando cómoda (62-46, min. 25).
El guion se repetía, ahora con buenas aportaciones de Joel Freeland y un
viejo rockero comoNate Reinking. Pero la nueva pareja de los
Timberwolves, Shved-Kirilenko, rendía a un nivel superlativo, que hacía
de las aspiraciones británicas algo quimérico.
Y eso que los esfuerzos de Deng eran fructíferos. Con 12 puntos en el
tercer periodo, volvió a colocar a los suyos a 10 tantos (66-56), pero
Rusia alternaba algún error con jugadas de altísimo nivel, que
enterraban una y otra vez las esperanzas del público londinense. Las 10
asistencias de Shved eran una buena muestra de lo capaz que se mostraba
el conjunto de Blatt de trenzar fáciles acciones ofensivas, ante un
conjunto británico débil.
Y, hablando de estrellas, Luol repetía ataque a ataque sus acciones para
tratar de acercar a los suyos en el marcador. Y, pese a al término del
tercer cuarto ya sumaba 22 puntos (en 22 tiros lanzados), Gran Bretaña
seguía por debajo (71-58). Terminaría con 26 tantos (en 27 tiros), 7
rebotes y 3 asistencias.
Pero poco hay que hacer cuando dos genios de tan distinta naturaleza
como Shved y Kirilenko ponen todas sus condiciones a disposición de un
poco común show ruso. Por separado, sus números son de escándalo. 35
puntos (14/17 en tiros de campo), 4 rebotes, 2 robos, 1 asistencia y 3
tapones para el alero; 16 puntos, 13 asistencias, 6 rebotes y 3 robos
para el base. En conjunto, el resultado es mucho mayor, pues añade una
bellísima conexión, plagada de alley-oops, velocidad y despliegue de
talento y control sobre el parqué del Basketball Arena londinense. Si a
eso se une la efectividad de Vitaly Fridzon, el resultado es un ataque
ruso por momentos demoledor.
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