“No puedo pensar en nada peor que tener una vida estancada, sin cambios ni mejoramiento”. Luis Lorenzo
Como Director de la Academia de
Baloncesto y entrenador por muchos años, he observado y puedo fiar
acerca del gran entusiasmo y deseo que promueven los entrenadores, en
buscar y adquirir conocimientos técnicos sobre el baloncesto. Pero, no
es menos cierto que existen entrenadores a los que no les interesa
repetir esa historia.
Muchos piensan que el baloncesto lo es
“todo” en sus vidas. Ese es el sentir de muchos de los entrenadores. Ese
gran deseo se manifiesta en conocer sistemas de juego ofensivo y
defensivo como primera opción, para aplicarlos y ponerlos en función de
su equipo. El gran afán de conocer distintos conceptos filosóficos
sobre el juego de diferentes entrenadores y ser fanáticos, es
prioritario en su formación. Pero con esto se alejan de la verdadera
realidad.
Muchos son los entrenadores que han
olvidado que para ser buenos deben poseer conocimientos y conceptos de
otras materias como: el proceso de enseñanza, psicología del deporte,
primeros auxilios, fisiología del ejercicio, leyes que protegen sus
propios derechos, entre muchos otros temas. Todo esto con el fin de
desarrollarse como un excelente entrenado y mejor ser humano.
El constantemente estar observando juegos
por televisión, asistiendo a los demás partidos que se efectúan,
diseñando sistemas de juego, ejercicios, prácticas y la estancia en la
computadora por 4 a 5 horas, va creando un hábito que atenta contra el
propio desarrollo del entrenador ya que lo aleja de la otra parte del
mundo.
Con esta conducta todo se convierte en
fanatismo, justificando lo que otros hacen, imitando su comportamiento y
sus acciones dentro de la canchas. La clave para desarrollar tu propia
personalidad y filosofía es comenzar a ser tú.
¡Mucho cuidado! Estás caminando en
terreno movedizo. Te olvidas de lo más esencial, tu persona. Tu
crecimiento se manifiesta en una sola dirección, el baloncesto. Tu vida
no se puede manifestar constantemente sobre una cancha de baloncesto.
Personalmente entiendo que el baloncesto es más que Xs y 0s.
Lo que he querido manifestar con este
escrito no es que todo esté totalmente mal, más bien enfatizo que en la
vida hay que desarrollar o establecer un balance.
Alguna vez te has preguntado, ¿qué será
de nuestro futuro y crecimiento profesional si le dedicamos un 90 por
ciento de nuestras acciones diarias al desarrollo del baloncesto por ser
nuestra mayor fuente de trabajo? Y, nuestra familia, ¿qué importancia
tienen en nuestras escala de prioridades? Recuerda que tus relaciones
sociales, el confraternizar en otro ámbito como la escuela de tus hijos,
iglesia y la comunidad, son acciones que fortalecen el crecimiento
personal y profesional del ser humano. Estas son otras áreas que tú como
entrenador ampliarías con tus ideas, experiencias y conocimientos.
De esta manera, abre tu radio de acción.
Las relaciones para un entrenador son muy importantes en su formación.
Nunca olvides que tú eres un ejemplo a seguir y que los ojos de todos
en la comunidad están sobre tu persona. Es muy saludable conocer la
técnica sobre el baloncesto, pero también es esencial cumplir con
aquellas obligaciones de ser hijo, padre, hermano, amigo y ciudadano.
El reconocimiento social hacia el
entrenador trasciende la cancha de baloncesto. El valor personal debe
ser reconocido por sus principios y valores. El ser reconocido
solamente por juegos ganados y perdidos, significa que careces de lo más
esencial, tus valores personales.
El no poder asistir a cursos, clínicas o
establecer comunicación con otros entrenadores para socializar y
fomentar un ambiente de amista; es una actitud que te aleja y limita a
crecer como persona y profesional.
En adición, como entrenador no pues
exigir lo que tú no practicas. La unión y comunicación como entrenador
se verá reflejada en tu labor como entrenador.
Hoy día se
exige el desarrollo de un nuevo entrenador. Alguien con más sensibilidad
y amistad, más sincero y menos egoísta, más humano y humilde. Es hora
de cambios pues el éxito está en tus manos.
Los entrenadores deben ser los modelos a
seguir y educadores de los jugadores. Estos deben construir su
reputación entre los jugadores, los padres, la comunidad y los medios
públicos, con sus conocimientos, esfuerzos y comportamiento.
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