“Los torneos superiores deberán convertirse en verdaderas ligas de desarrollo de nuestros atletas, que sean auto-sostenibles”, expresa la información atribuida a Uribe durante su encuentro del fin de semana con el Comité Ejecutivo de la Asociación de Baloncesto de Santiago (Abasaca).
Sería interesante saber sobre cuáles bases se plantea convertir a estos torneos superiores en ligas de desarrollo.
Esto así si se toma en cuenta que cada uno de ellos envuelve una estructura, un sistema diferente.
Cómo conciliar el interés de la Fedombal de transformar los torneos superiores en ligas de desarrollo con ese tipo de inversión, que demandaría la presentación de un espectáculo con las principales figuras disponibles en su momento.
O con el basket superior de La Vega que con la particpación de sus principales empresarios y funcionarios públicos tiene varios años presentando un torneo de alto nivel que se ha ganado la elevación de categoría por parte de la Fedombal, pero también depende de contar con jugadores de larga data y clasificación tanto refuerzos extranjeros como nativos.
O con el superior distrital, que con sus crisis casi permanentes todavía mantiene cierta incidencia sobre el quehacer baloncestistico nacional, sobre todo a nivel de los clubes que participan en él.
El caso es delicado. Creo que se merece un congreso aparte, solo para analizar los pro y los contra y, de una vez y por todas, poner en funcionamiento un reglamento nacional de competencia que cumpla con las exigencias de la Fedombal, pero no deje sin protección a las asociaciones locales que de verdad se han preocupado por organizar y gestionar bien sus torneos.
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